Uno de los requisitos
esenciales para que cualquier clase, no sólo la de matemáticas, tenga
éxito y cumpla los objetivos trazados en cuanto al aprendizaje es que
los estudiantes estén motivados.
La motivación no es sinónimo de
inspiración, por lo que sentarse a esperar que los alumnos encuentren
su motivación no es el camino a seguir. En enseñanza, la forma como el
maestro administre su salón de clases, solucione problemas de atención y
disciplina, establezca un sistema para que todos mantengan informados
sobre lo que está sucediendo y para dónde se dirige la clase, entre
otras cosas, es tan importante como encontrar la metodología adecuada
para educar sobre una materia específica.
Para comenzar,
administrar un salón de clase no se trata de elaborar sistemas de
recompensas y castigos, esto desvía el sentido de responsabilidad del
estudiante sobre su propio proceso de aprendizaje hacia una necesidad de
no meterse en problemas. El alumno termina rindiendo en la asignatura
por un deseo de no ser castigado más que por la sencilla curiosidad de
aprender, o bien se acostumbra a que cada vez que hace algo bien debe
recibir algo a cambio. Estas formas de incentivar a los estudiantes
tienen efectos en el corto plazo, pero luego crean patrones de
comportamiento que pueden dañar el desarrollo integral de los
individuos.
Lograr motivar a los estudiantes se trata de
incluirlos activamente en todos los aspectos de las lecciones; esto
demanda del maestro una visión proactiva antes que reactiva de cómo
comunicarse y relacionarse con los alumnos, puesto que su labor es
prever posibles conflictos y dificultades que puedan surgir durante el
aprendizaje, de manera que siempre haya una estrategia para lograr
incluir a todos y cada uno de los estudiantes, teniendo en cuenta sus
particularidades.
La pregunta que surge ahora es cómo lograr
esta participación activa cuando los estudiantes demuestran que el tema
les aburre o no les interesa. El aburrimiento es una de las principales
causas por las que los estudiantes pierden el interés por las
matemáticas. El aburrimiento lleva a la falta de atención y ésta
finalmente logra que los alumnos no entiendan lo que se está explicando.
Si nos detenemos en estos tres pasos nos damos cuenta de que el
problema no es la capacidad de aprendizaje de los estudiantes, tampoco
que lo que se diga sea incomprensible, sencillamente debemos presentar
los temas de forma tal que niños y jóvenes entiendan que es algo que les
concierne y que los rodea, motivarlos.
Una de las formas más
efectivas de motivar a la clase sobre los temas que se están
desarrollando es hacer conexiones entre estos y el contexto en que los
estudiantes viven o el por qué es un asunto importante para sus vidas.
En el caso de las matemáticas, busque la forma de que los alumnos puedan
relacionar los conceptos matemáticos con otras disciplinas que a ellos
les parezcan más divertidas, como la danza, la música, el dibujo, el
arte, etc. Inicie el desarrollo del tema con esta aproximación a la
matemática vista desde otra disciplina y luego aterrice todo los
conceptos matemáticos allí presentes, de esta forma la falta de atención
se atenuará en un gran porcentaje y para cuando los alumnos deban
enfrentar operaciones y problemas sentirán que las ideas no son tan
abstractas.
En este tipo de lección la premisa es lograr que los estudiantes “deseen” aprender, luego el aprendizaje fluirá.
http://www.eleducador.com/home/matematicas/790-articulo-educativo-matematicas-como-vencer-el-miedo-a-las-matematicas.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario