viernes, 27 de junio de 2014

Aumentando la motivación para el aprendizaje de las matematicas

Uno de los requisitos esenciales para que cualquier clase, no sólo la de matemáticas, tenga éxito y cumpla los objetivos trazados en cuanto al aprendizaje es que los estudiantes estén motivados.

La motivación no es sinónimo de inspiración, por lo que sentarse a esperar que los alumnos encuentren su motivación no es el camino a seguir. En enseñanza, la forma como el maestro administre su salón de clases, solucione problemas de atención y disciplina, establezca un sistema para que todos mantengan informados sobre lo que está sucediendo y para dónde se dirige la clase, entre otras cosas, es tan importante como encontrar la metodología adecuada para educar sobre una materia específica.

Para comenzar, administrar un salón de clase no se trata de elaborar sistemas de recompensas y castigos, esto desvía el sentido de responsabilidad del estudiante sobre su propio proceso de aprendizaje hacia una necesidad de no meterse en problemas. El alumno termina rindiendo en la asignatura por un deseo de no ser castigado más que por la sencilla curiosidad de aprender, o bien se acostumbra a que cada vez que hace algo bien debe recibir algo a cambio. Estas formas de incentivar a los estudiantes tienen efectos en el corto plazo, pero luego crean patrones de comportamiento que pueden dañar el desarrollo integral de los individuos.

Lograr motivar a los estudiantes se trata de incluirlos activamente en todos los aspectos de las lecciones; esto demanda del maestro una visión proactiva antes que reactiva de cómo comunicarse y relacionarse con los alumnos, puesto que su labor es prever posibles conflictos y dificultades que puedan surgir durante el aprendizaje, de manera que siempre haya una estrategia para lograr incluir a todos y cada uno de los estudiantes, teniendo en cuenta sus particularidades.

La pregunta que surge ahora es cómo lograr esta participación activa cuando los estudiantes demuestran que el tema les aburre o no les interesa. El aburrimiento es una de las principales causas por las que los estudiantes pierden el interés por las matemáticas. El aburrimiento lleva a la falta de atención y ésta finalmente logra que los alumnos no entiendan lo que se está explicando. Si nos detenemos en estos tres pasos nos damos cuenta de que el problema no es la capacidad de aprendizaje de los estudiantes, tampoco que lo que se diga sea incomprensible, sencillamente debemos presentar los temas de forma tal que niños y jóvenes entiendan que es algo que les concierne y que los rodea, motivarlos.

Una de las formas más efectivas de motivar a la clase sobre los temas que se están desarrollando es hacer conexiones entre estos y el contexto en que los estudiantes viven o el por qué es un asunto importante para sus vidas. En el caso de las matemáticas, busque la forma de que los alumnos puedan relacionar los conceptos matemáticos con otras disciplinas que a ellos les parezcan más divertidas, como la danza, la música, el dibujo, el arte, etc. Inicie el desarrollo del tema con esta aproximación a la matemática vista desde otra disciplina y luego aterrice todo los conceptos matemáticos allí presentes, de esta forma la falta de atención se atenuará en un gran porcentaje y para cuando los alumnos deban enfrentar operaciones y problemas sentirán que las ideas no son tan abstractas.

En este tipo de lección la premisa es lograr que los estudiantes “deseen” aprender, luego el aprendizaje fluirá.

http://www.eleducador.com/home/matematicas/790-articulo-educativo-matematicas-como-vencer-el-miedo-a-las-matematicas.html

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